Extenciones del ser impuesto.

 Apariciones circunscritas en pendiente realidad
describen errantes copias de la suerte
y extendida en el aire
se encuentra la linea final

Inmanejable sanguinolenta realidad
superada por la soledad absoluta del ser mismo
consecuente en pensar que todo se revela
pero inasequible al destruir todo lo que refleja en sí misma.

soledad inocua, impresa en las caras de los hombres
Aberrante realidad desastrosa, consume la suerte.

Inconcluso.

Sobre los arboles, se asoma un rostro
un rostro que evoca amor
un rostro que tienta a la bestia
y que me llama a acercarme.

El temor ataca,
y me pierdo en mis ganas de querer,
de amar.
De amar nuevamente, o quizá querer.

El Caballero de la armadura añil
El Protector de la encrucijada
La Sombra de la oscuridad
El Batallón del olvido.

La bestia se acrecienta
y busca su estado final
tomar control sobre lo que le pertenece.
Y partir.

Vacío

Luego de vagar por el abismo,
y caminar entre brasas
el ruán vuelve a desgarrarse
y a sentir el vacío en si mismo

Acarrear el peso de si mismo implica subsistir
subsistir en el simple aliento del olvido
que agiliza las almas de los muertos
que ya no están donde su suerte los llevó.

¿Amerita esto una solución trascendente
o solo fomentar la expresión de la misma?
Salvedades entre núcleos separados
y deslumbrantes sensaciones bajo la misma soledad

Permisivas entropías conectadas
bajo impotentes paredes flajeladas
permeables zonas de impurezas
y finales sin respuesta.

Liberame.
Liberame.
Liberame.
Y reclama lo que hay en mí.

Ilustres pensadores del sentimiento.

Bajo matices monocromados se asoma el amor
Intrínsecos abedules de la eternidad se enrollan en la vida
con ternura aferran las manos de los que han temido
y desentierran tumbas de lo jamás pasado

Observo ante mis ojos inexpertos
la injusticia viva en el arte
la modestia de la vida envuelta en relatos
y situaciones poco convencionales

Cicatrices del pasado
envueltas en un mar de emociones permanentes.
Hacen sentir en mí, sus garras
desgarrando tejido vivo.

En mí nace la bestia
y renace del olvido.
el hambre.



Sacrifico un momento en pensar en tu nombre
con el fin de mantenerme latiendo.
Por un momento me olvido de todo,
y se queda todo en ese instante.