Un dolor amenizado por la conciencia
revela el destino real del guerrero
y se pregunta en su soledad
"¿en que fue lo que fallé?".
¿Es acaso este, mi destino?
Enardecen sus venas en odio, rabia
y a su corazón lo acalla una espada.
Ya rendido, espera su hora final
y en sus ojos se distingue la desesperanza.
Eterna ira y furia congeladas
hoy no deben regresarte a la vida.
pero el dolor no te deja respirar
y los gritos de maldad se vuelven latentes.
¿Es este, mi destino?
Desangrándose por la eterna herida
que lo ha seguido desde pequeño
una cicatriz en su pecho
que nunca dejó de sangrar.
¿Mi, destino?
Mira como de nuevo se va.
mira como de nuevo la espada.
mira como de nuevo el dolor.
mira como de nuevo la sangre.
Ahora es tu momento de esperar
a que otro tome la espada
a que abra más la herida
a que incruste más el dolor